El Zoo de Barcelona está de luto tras la pérdida de Yoyo, la elefanta africana más longeva de su especie en el mundo. Con una edad aproximada de 54 años, Yoyo superó con creces la esperanza de vida promedio de los elefantes en cautiverio, que es de 39 años. Su historia, marcada por desafíos y resiliencia, dejó huella tanto en sus cuidadores como en los visitantes.
Yoyo llegó al Zoo en 2009 como parte de un programa internacional para rescatar animales víctimas del comercio ilegal. Antes de encontrar su hogar definitivo, Yoyo había pasado por un circo y un parque safari, experiencias que le dejaron cicatrices físicas y emocionales. Sin embargo, gracias a la dedicación del personal del Zoo, la elefanta pudo recuperarse y vivir años de tranquilidad en compañía de sus inseparables compañeras, Susi y Bully.
En las últimas semanas, su salud se deterioró debido a su avanzada edad, y a pesar de los esfuerzos del equipo veterinario, Yoyo falleció rodeada del cuidado y cariño de quienes estuvieron con ella durante más de una década.
Laia Bonet, presidenta de BSM, destacó el compromiso del Zoo de Barcelona en el bienestar de elefantes mayores, subrayando que Yoyo fue un ejemplo de cómo el amor y los cuidados especializados pueden transformar vidas. Por su parte, Antoni Alarcón, director del Zoo, recordó a Yoyo como una elefanta entrañable y protectora, cuyo carácter único será recordado por todos.
Ahora, el Zoo redoblará esfuerzos para atender a Susi y Bully, que deberán adaptarse a la ausencia de su compañera. Las tres formaban un grupo inseparable, y desde 2013 compartían un espacio diseñado para recrear las condiciones de la sabana africana.
La historia de Yoyo es un recordatorio de las segundas oportunidades y del impacto que los programas de conservación pueden tener en la vida de los animales. Su legado permanecerá como un símbolo de esperanza y resistencia.
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