¿Sabías que el Palacio de Bellas Artes ahora tiene más terreno bajo su resguardo? Este ícono cultural de la Ciudad de México acaba de recibir una importante actualización en su estatus legal, ampliando su superficie de manera significativa. Así que si pasas por la Alameda Central, prepárate para ver un cambio que no sólo es físico, sino también histórico.
El pasado 24 de diciembre, se publicó en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo que modifica las colindancias del Palacio de Bellas Artes, otorgándole una extensión total de 18,219 metros cuadrados. ¡Sí, leíste bien! Esto representa un incremento considerable en comparación con los modestos 1,200 metros cuadrados que antes se le reconocían. ¿Por qué esto es importante? Porque con esta ampliación, se asegura que la emblemática Plaza Bellas Artes también sea parte integral del recinto, evitando que el espacio sea utilizado para fines distintos a los culturales.
Este cambio llega después de un episodio curioso y controvertido. Hace unas semanas, un grupo de vendedores ambulantes se instaló en la explanada frente al Palacio, lo que generó un operativo de desalojo y su posterior reubicación en la Alameda Central. Ahora, con la modificación oficial de las medidas del inmueble, queda claro que esa explanada es parte del patrimonio cultural que debe ser preservado.
Desde su construcción, que comenzó en 1904 y se extendió hasta 1934 debido a la Revolución Mexicana, el Palacio de Bellas Artes ha sido un símbolo de la riqueza artística de México. Su inauguración por el presidente Abelardo Rodríguez y su posterior declaración como Monumento Artístico en 1987 lo han consolidado como uno de los espacios más relevantes del país. Y no es para menos, ya que ha sido testigo de conciertos, óperas, exposiciones y homenajes que han marcado la historia cultural de México.
Con esta nueva medida, el gobierno busca proteger aún más este espacio, asegurando que permanezca inalienable, imprescriptible e inembargable. En otras palabras, nadie podrá reclamarlo ni utilizarlo para fines que no sean los que marca su historia: ser un punto de encuentro para el arte y la cultura.
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