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Ataque armado en centro de rehabilitación de Culiacán deja ocho muertos y cinco heridos

  • guizarnoehmi
  • 7 abr
  • 2 Min. de lectura


La madrugada de este lunes, la tranquilidad de un fraccionamiento al sur de Culiacán fue sacudida por una escena digna de una pesadilla: hombres armados irrumpieron en un centro de rehabilitación y abrieron fuego contra quienes ahí se encontraban. El saldo de la violencia es desgarrador: ocho personas perdieron la vida y cinco más resultaron heridas.


Los hechos ocurrieron en Colinas de San Miguel, una zona residencial en apariencia tranquila, donde una casa de dos pisos operaba como centro de rehabilitación para personas con problemas de adicciones. Según los primeros reportes, un grupo de atacantes llegó hasta el inmueble, derribó a balazos los portones de acceso y, sin mediar palabra, entró al lugar para disparar directamente contra los pacientes que ahí dormían.


El ataque no fue aislado. La Policía Estatal y la Policía Municipal reportaron daños en al menos tres viviendas de la zona. Todos los inmuebles presentan impactos de bala y accesos destruidos, lo que hace pensar que se trató de una acción coordinada y planeada con precisión.


En el caso del centro de rehabilitación, los disparos se concentraron en la calle Cerro de San Cayetano. Fue ahí donde los agresores descargaron sus armas contra personas que, lejos de representar una amenaza, buscaban reconstruir su vida. Algunos lograron esconderse y salieron ilesos, pero otros no tuvieron la misma suerte.



Entre los heridos que fueron auxiliados por cuerpos de emergencia, se identificó a Alejandra “N”, de 21 años; Jesús Francisco “N”, José Luis, José Alfredo y Víctor Francisco “N”, de 41 años. Todos fueron trasladados a hospitales de la ciudad, donde permanecen bajo vigilancia médica.


Las autoridades ya iniciaron una carpeta de investigación para esclarecer lo ocurrido, pero hasta el momento no se han revelado detalles sobre los posibles móviles del ataque, ni se ha confirmado si hay detenidos.


Este hecho vuelve a poner los reflectores sobre la violencia que envuelve a Sinaloa y sobre la vulnerabilidad de los centros de rehabilitación, que en más de una ocasión han sido blanco de ataques armados. La pregunta que flota en el aire es incómoda pero necesaria: ¿cómo es posible que un sitio que debería representar esperanza y recuperación, se convierta en escenario de una masacre?


La comunidad exige respuestas, justicia y, sobre todo, garantías de seguridad para quienes han decidido alejarse de los caminos más oscuros. Porque si incluso en el intento de sanar se corre peligro, ¿qué esperanza queda?


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