Esta Navidad, Beyoncé rompió con las tradiciones y en lugar de intercambiar regalos junto al árbol, llevó su magia al espectáculo de medio tiempo del partido entre los Texans y los Baltimore Ravens en el Estadio NRG de Houston. El evento, transmitido por primera vez en Netflix, combinó música, baile y un estilo inigualable que solo Queen B puede ofrecer.
Con un look icónico —leotardo blanco con detalles plateados, texana a juego y botas altas—, la cantante presentó algunos de los éxitos de su álbum más reciente, Cowboy Carter. Canciones como “16 Carriages”, “Spaghetti” y “Jolene” hicieron vibrar a los asistentes mientras Beyoncé era acompañada por una tropa de bailarines vestidos con atuendos que homenajeaban la bandera de Estados Unidos.
La presentación tuvo momentos inolvidables, como la aparición de Blue Ivy, hija de la artista, quien lució un vestido blanco y deslumbró con pasos de baile al lado de su madre. La química entre ambas dejó claro que el talento corre en la sangre. Pero el clímax llegó cuando Beyoncé se elevó en un andamio sobre el campo y, con un gesto en forma de pistola, desplegó una pancarta que decía “Bang”. El estadio rugió en aplausos, pero el movimiento no pasó desapercibido.
El gesto de la cantante desató una ola de comentarios en redes sociales, ya que la NFL ha sido estricta en penalizar celebraciones similares por parte de los jugadores, argumentando que podrían estar relacionadas con temas de violencia. Mientras algunos aplaudieron la audacia de Beyoncé por desafiar las reglas, otros cuestionaron la diferencia de trato entre jugadores y artistas en eventos oficiales de la liga.
Beyoncé dejó claro que incluso en Navidad, el espectáculo debe continuar, pero también sembró un debate que promete seguir dando de qué hablar. ¿Una celebración simbólica o un desliz en el show más esperado del día? Sea cual sea la respuesta, lo cierto es que Beyoncé se mantiene como la reina indiscutible del escenario.
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