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China no se rinde: responde con fuerza a la nueva amenaza arancelaria de Trump

  • guizarnoehmi
  • 8 abr
  • 2 Min. de lectura


Las tensiones entre Estados Unidos y China volvieron a encenderse, y esta vez con una fuerza que ha sacudido no solo la diplomacia, sino también los mercados globales. El protagonista del nuevo capítulo: Donald Trump. El expresidente estadounidense, ahora en plena campaña por recuperar su puesto en la Casa Blanca, lanzó una advertencia a Pekín que no pasó desapercibida. Si China no revierte sus aranceles del 34% a productos estadounidenses, enfrentará una nueva ola de tarifas de hasta 50% sobre sus propias exportaciones hacia EE.UU. Con esa amenaza, el total de aranceles sobre ciertos productos chinos alcanzaría el 104%.


Pero el gigante asiático no piensa retroceder. Lejos de mostrarse intimidado, el gobierno chino respondió con un mensaje claro: si Estados Unidos quiere una guerra comercial, China está dispuesta a pelear hasta el final. A través de un comunicado, el Ministerio de Comercio de China acusó a la administración de Trump de actuar con extorsión y unilateralismo. Según el documento, las acciones del expresidente representan una "típica práctica de intimidación", y advirtió que cualquier nuevo arancel será respondido con contramedidas igual de fuertes.


La reacción china no se quedó en simples palabras. La agencia estatal Xinhua se sumó al coro de críticas, calificando como “completamente absurda” la lógica detrás de la postura estadounidense. “Yo te puedo golpear a mi voluntad y tú no puedes responder. En cambio, debes rendirte incondicionalmente", ironizó uno de sus editoriales, asegurando que eso no es política exterior, sino "extorsión torpe disfrazada de diplomacia".


Y como si no bastara con la guerra de declaraciones, China también apeló al pasado para dejar en evidencia a Trump. En un movimiento tan inesperado como contundente, el Ministerio de Relaciones Exteriores publicó en redes sociales un video de 1987 donde el entonces presidente Ronald Reagan –ícono republicano como Trump– criticaba el uso de aranceles, advirtiendo que solo traen represalias y afectan la economía de EE.UU. El mensaje: incluso dentro de su propio partido, hay voces históricas que se oponían a este tipo de estrategias.


Mientras tanto, el país asiático comienza a mover sus fichas internas. Varias empresas estatales chinas anunciaron que apoyarán los mercados financieros nacionales ante la presión externa, y el regulador financiero del país reveló planes para aumentar la inversión de fondos de seguros en el mercado de valores. Estas acciones buscan estabilizar la economía doméstica y mostrar que, pese al ruido internacional, China está lista para resistir.


Y aunque las amenazas de nuevos aranceles podrían golpear fuertemente al sector exportador chino, los analistas coinciden en que Pekín no cederá fácilmente. Dar marcha atrás podría ser interpretado como una señal de debilidad, y eso es algo que el gobierno chino no está dispuesto a permitir.


Las bolsas asiáticas, por su parte, respondieron con una mezcla de alivio y tensión. Tras una jornada negra, la mayoría abrieron al alza este martes, aunque Taiwán fue la excepción con una nueva caída. El nerviosismo se mantiene, y la incertidumbre sobre hasta dónde escalará esta nueva batalla comercial entre las dos potencias también.


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