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Corea del Sur se ve envuelta en intensos incendios forestales

  • guizarnoehmi
  • 27 mar
  • 2 Min. de lectura


El cielo de Corea del Sur se ha teñido de gris mientras el país enfrenta la peor ola de incendios forestales de su historia. Las llamas han devorado más de 36 mil hectáreas de terreno, dejando un rastro de destrucción que incluye 27 víctimas mortales, más de 37 mil evacuados y cientos de estructuras reducidas a cenizas. Equipos de emergencia han desplegado decenas de helicópteros y miles de efectivos para contener el desastre, pero el fuerte viento y la sequedad extrema han convertido la tarea en una batalla cuesta arriba.


Las llamas comenzaron a propagarse la semana pasada en el sureste del país y, desde entonces, no han dado tregua. A pesar de los esfuerzos del gobierno surcoreano por combatir el fuego, los vientos racheados han complicado las labores de extinción. Aunque se pronosticaba lluvia para el jueves, los expertos advirtieron que la cantidad esperada sería insuficiente para sofocar los incendios.


Entre las víctimas se encuentran un piloto cuyo helicóptero se estrelló en plena misión y cuatro bomberos que fueron alcanzados por las llamas mientras intentaban frenar su avance. También se han reportado múltiples muertes entre la población civil, principalmente personas mayores que no lograron escapar a tiempo o que se negaron a evacuar sus hogares. Las investigaciones apuntan a que algunos de los incendios fueron causados por errores humanos, desde chispas generadas en trabajos de soldadura hasta quemas controladas que terminaron fuera de control.



El subdirector del centro de respuesta a desastres del gobierno, Lee Han-kyung, no dudó en señalar que esta catástrofe es una prueba más de la crisis climática global. Expertos advierten que el calentamiento del planeta está haciendo que eventos extremos como este sean cada vez más frecuentes y devastadores. Incendios, inundaciones, sequías y tormentas están cobrando más vidas y dejando pérdidas económicas millonarias cada año.


Mientras el fuego sigue arrasando, lugares de gran valor histórico han sufrido daños irreparables. En Uiseong, el complejo del templo Gounsa, construido en el siglo VII, ha perdido 20 de sus 30 estructuras, incluyendo dos tesoros nacionales. En Andong, la situación también es crítica, con evacuaciones masivas que afectan incluso al famoso pueblo de Hahoe, patrimonio mundial de la UNESCO desde hace siglos. En medio de esta crisis, bomberos y voluntarios han intentado proteger templos y monumentos con mantas ignífugas y barreras de agua, en un intento desesperado por salvar lo poco que queda en pie.


Las autoridades han elevado la alerta por incendios forestales al nivel máximo, lo que implica medidas de emergencia más estrictas. Se han reforzado las restricciones en bosques y parques, y hasta las fuerzas militares han recibido la recomendación de suspender sus ejercicios con fuego real. En un esfuerzo por contener la tragedia, más de 9 mil personas y 120 helicópteros siguen en acción, mientras el país entero espera que el viento calme y la lluvia llegue como un respiro ante el infierno desatado.


El desastre en Corea del Sur es un recordatorio brutal de que la naturaleza no perdona. Mientras el mundo lidia con un clima cada vez más extremo, el desafío de prevenir y responder a estos eventos solo se hace más urgente. Por ahora, la lucha contra el fuego continúa.


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