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El arte de dormir: el secreto para una vida saludable que no deberías ignorar

  • guizarnoehmi
  • 18 feb
  • 2 Min. de lectura


"Necesitamos dormir para poder vivir". Así, sin rodeos, lo afirma la doctora Núria Roure, especialista en sueño, en una reciente charla en el podcast Tenía la duda de Judith Tiral, disponible en Podimo. Pero, ¿por qué es tan esencial algo que a veces subestimamos? Porque el cuerpo humano, al igual que cualquier sistema complejo, necesita tiempo para repararse y funcionar a su máximo rendimiento.


Dormir no es solo descansar; es darle al organismo el espacio para fortalecerse, equilibrarse y prepararse para un nuevo día. "Necesitamos dormir para poder estar bien y funcionar al 100% de nuestra capacidad", explica Roure. Y aunque el tiempo necesario varía entre individuos, hay algunas claves que pueden marcar la diferencia entre una noche reparadora y una en la que el descanso es una ilusión.


La doctora distingue entre dos tipos de personas: los dormidores cortos, que necesitan entre 7 y 8 horas de sueño, y los dormidores largos, que requieren entre 8 y 9 horas. Pero, más allá de las horas, existe otro factor que influye en nuestra relación con el sueño: el cronotipo. Algunas personas son matutinas, activas desde el amanecer, mientras que otras rinden mejor por la noche. Sin embargo, Roure advierte que sentirse con sueño durante el día no debería ser normal. "Somos animales diurnos. Si tenemos sueño en el día, es una señal de que hemos dormido poco o mal", explica.


Uno de los mayores enemigos del descanso son los microdespertares nocturnos, esos instantes en los que el cerebro se activa brevemente sin que seamos conscientes. El problema surge cuando estos microdespertares se convierten en recuerdos al despertar, lo que indica que la mente no logró relajarse completamente. "Si te acuerdas que te has despertado, no has dormido del tirón", afirma la doctora. Si esto sucede de manera recurrente a la misma hora, probablemente exista una causa relacionada con el estrés diario.



Pero no todo está perdido. Roure comparte algunos consejos para lograr ese anhelado sueño profundo. El primero es mantener hábitos saludables durante el día: hacer ejercicio de forma regular, recibir suficiente luz solar y llevar una alimentación balanceada, evitando carbohidratos refinados y azúcares que estimulan el cuerpo en momentos inadecuados. Por la noche, es crucial preparar la mente y el cuerpo para el descanso. "No podemos estar a mil por hora y esperar que el sueño venga solo. Necesitamos relajarnos y prepararnos para ese momento", recomienda.


Otro truco fundamental es acostarse justo cuando llega esa sensación de somnolencia, lo que Roure llama la "puerta abierta al sueño". Para los adultos, esto suele ocurrir entre las 22:30 y las 23:00 horas, mientras que los niños deberían acostarse entre las 20:00 y las 20:30.


Así que, la próxima vez que pienses en sacrificar horas de sueño por una serie, el trabajo o el teléfono móvil, recuerda que dormir es una inversión en tu salud. Y que, para vivir de verdad, primero hay que aprender a descansar bien.


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