Después de 14 meses de enfrentamientos, este miércoles entró en vigor el alto al fuego entre Israel y el grupo Hezbolá, en un acuerdo mediado por Estados Unidos y Francia que promete dar un respiro a una región asolada por la violencia. Miles de civiles desplazados aprovecharon el cese al fuego para regresar al sur del Líbano, llevando consigo sus pertenencias en largas filas de vehículos.
“Fueron 60 días de angustia”, expresó Mohammed Kaafarani, de 59 años, mientras regresaba con su familia a su aldea en Bidias. Este alto al fuego inicial de dos meses exige que Hezbolá retire sus fuerzas armadas del sur del Líbano, mientras que las tropas israelíes deben replegarse a su lado de la frontera.
En ciudades como Tiro y Beirut, el acuerdo trajo momentos de alivio y celebración: disparos al aire y bocinazos acompañaron el retorno de los desplazados. Sin embargo, las cicatrices del conflicto son visibles, con comunidades gravemente dañadas y áreas como el centro comercial de Tiro mostrando las huellas de los cohetes.
A pesar del optimismo, el conflicto en la Franja de Gaza sigue siendo una herida abierta. Ataques israelíes en escuelas utilizadas como refugios en Gaza dejaron al menos 11 muertos, incluidos cuatro niños, durante la noche del miércoles. Israel justificó los bombardeos argumentando que iban dirigidos a objetivos de Hamás escondidos entre civiles.
El acuerdo, aunque representa un avance, enfrenta desafíos. Israel ha advertido que responderá si Hezbolá incumple los términos, mientras que reconstruir las comunidades devastadas podría tomar meses. Por ahora, la presencia de tropas libanesas y cascos azules de la ONU en la región busca garantizar el cumplimiento del cese al fuego y dar una oportunidad a la paz.
Comments