Tras extensas y confidenciales negociaciones entre el Kremlin y la Casa Blanca, mediadas por Turquía, se llevó a cabo el jueves en el aeropuerto de Ankara el mayor intercambio de prisioneros desde la Guerra Fría. Este inusual acuerdo se produjo en un momento de alta tensión entre Rusia y Estados Unidos y sus aliados.
Rusia obtuvo la liberación de 8 ciudadanos encarcelados en Estados Unidos, Alemania, Noruega, Polonia y Eslovenia. Por su parte, Occidente recuperó a 11 rusos y 5 alemanes detenidos en Rusia, uno de ellos en Bielorrusia. Entre los liberados se encuentran destacados opositores rusos y ciudadanos acusados de espionaje.
El presidente Vladimir Putin acudió al aeropuerto Vnukovo-2 para recibir a los rusos repatriados, agradeciéndoles su lealtad y prometiéndoles condecoraciones. Mientras tanto, el presidente Joe Biden destacó la "hazaña diplomática" de este intercambio, poniendo fin al sufrimiento de los detenidos. Este intercambio también incluyó la liberación de ciudadanos con doble nacionalidad alemana y la repatriación de un agente del FSB encarcelado en Alemania. La operación se llevó a cabo con discreción, siendo confirmada finalmente por la firma de varios decretos de indulto por parte de Putin.
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