top of page

La crisis de Tesla: entre el desencanto de sus clientes y el desplome en ventas

  • guizarnoehmi
  • 5 mar
  • 2 Min. de lectura


Tesla está viviendo uno de sus momentos más turbulentos. La compañía de Elon Musk, que alguna vez simbolizó el futuro de la movilidad eléctrica, ahora enfrenta una oleada de compradores arrepentidos y un desplome en sus ventas. Los concesionarios en Estados Unidos han sido escenario de protestas, las matriculaciones de sus vehículos en Europa han caído en picada y el valor de sus acciones se ha desplomado, borrando gran parte de su crecimiento postelectoral. Lo que antes era un fenómeno de innovación y lujo, ahora parece estar perdiendo su brillo.


El cambio de percepción hacia Tesla no es solo un tema de mercado. Muchos propietarios han decidido deshacerse de sus vehículos no por fallas técnicas, sino por la creciente controversia en torno a Elon Musk. Trebb, un terapeuta familiar de 54 años y demócrata, optó por vender su Tesla tras recibir insultos en un estacionamiento. "Hace dos semanas me llamaron nazi en el Kroger. Llegué a casa y le dije a mi marido: ‘Se acabó. No más’", relató. Su auto, por el que pagó 55,880 dólares, lo vendió en 32,000. El descontento ha alcanzado tal nivel que pegatinas con la frase “Compré esto antes de que Elon enloqueciera” se han vuelto populares entre expropietarios de Tesla.


Musk, quien alguna vez fue celebrado como un visionario, ha generado cada vez más divisiones con sus posturas políticas y declaraciones polémicas. Su aparente simpatía por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania, sus opiniones sobre la pandemia y sus recortes en agencias federales durante el gobierno de Trump han alienado a muchos clientes. Pero el golpe más reciente fue un gesto que Musk realizó en un evento relacionado con Trump, que para algunos pareció una imitación de saludos fascistas, provocando una ola de indignación. Para muchos, ser visto en un Tesla ha pasado de ser un símbolo de innovación a una posible declaración política indeseada.


El descontento no es exclusivo de un sector político. Kumait Jaroje, un republicano de Massachusetts, compró una Cybertruck dorada de 113,000 dólares y la utilizaba como medio publicitario para su clínica estética. Sin embargo, tras la inauguración presidencial, empezó a recibir insultos y amenazas. Su auto fue vandalizado con la palabra "nazi" y su negocio sufrió ataques en redes sociales. "Después de la inauguración las cosas se pusieron muy, muy mal", afirmó. La situación escaló tanto que tuvo que presentar una denuncia policial.



Mientras tanto, Tesla enfrenta una fuerte competencia en el mercado de vehículos eléctricos. Empresas como BYD en China y marcas tradicionales como Ford y Volkswagen han intensificado su apuesta por la electrificación, arrebatándole cuota de mercado a la compañía de Musk. En Europa, las matriculaciones de Tesla cayeron un 50% en enero en comparación con el año anterior, superando con creces el descenso general del sector eléctrico, que fue de un 5.9%.


El impacto de todo esto ha sido brutal en Wall Street. En la última semana de febrero, las acciones de Tesla cayeron un 13%, situando su valor de mercado por debajo del billón de dólares. Este desplome ha puesto nerviosos a los inversores, que ven con preocupación el frenazo en el crecimiento de la compañía. Desde su pico en diciembre, las acciones han perdido más del 40% de su valor.


Comments


bottom of page