
Donald Trump está a punto de hacer una de las llamadas telefónicas más importantes de su carrera política. El expresidente de Estados Unidos, y potencial candidato para un segundo mandato, se prepara para hablar con Vladimir Putin en un intento de negociar un cese al fuego en la guerra entre Rusia y Ucrania. Su enviado especial para Medio Oriente, Steve Witkoff, ya dio el primer paso al reunirse con el presidente ruso en el Kremlin, donde escuchó de primera mano las condiciones que Moscú pone sobre la mesa para detener el conflicto.
El panorama es complicado. A través de su red social Truth, Trump calificó el encuentro entre Witkoff y Putin como “muy bueno y productivo”, dejando entrever que hay posibilidades de lograr una tregua. Sin embargo, las exigencias del Kremlin son duras y ponen a Zelenski y a la comunidad internacional en una encrucijada difícil de sortear.
Las condiciones de Putin para la paz incluyen que Ucrania renuncie a ingresar en la OTAN y que el bloque occidental deje de enviar armas y apoyo militar a Kyiv. Además, Rusia exige que Ucrania se retire de Kurst, un territorio que ocupó en agosto de 2024, y ceda formalmente el control de ciertas regiones que Putin ya considera suyas. Para garantizar la tregua, también se propone un sistema de monitoreo en la frontera y un mecanismo de intercambio de prisioneros, incluyendo mujeres y niños.
Aceptar estas condiciones significaría un golpe devastador para Ucrania. Zelenski, quien ya negoció con la Casa Blanca ciertos términos de paz, difícilmente aceptará ceder soberanía sobre su territorio, menos aún cuando ha insistido en la necesidad de protección occidental para evitar nuevas agresiones de Rusia en el futuro.

Además, Trump no solo tendrá que convencer a Zelenski, sino también a Europa, que ha dejado claro que cualquier acuerdo debe incluir garantías de seguridad para Ucrania. Emmanuel Macron y Keir Starmer ya hablaron con el expresidente estadounidense sobre la necesidad de mantener cierto respaldo militar a Kyiv, incluso si se llega a una tregua.
Así, la negociación se vuelve un campo minado para Trump. Por un lado, necesita demostrar que tiene el poder de lograr lo que ni Biden ni otros líderes han conseguido: poner fin a la guerra. Por otro, si cede demasiado ante Putin, enfrentará el rechazo de aliados clave y podría dejar a Ucrania en una posición extremadamente vulnerable.
Las próximas horas serán clave. La llamada entre Trump y Putin podría marcar un punto de inflexión en la guerra o convertirse en otro capítulo de una negociación interminable.
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