Madres buscadoras entran a la fuerza al Rancho Izaguirre y enfrentan otra decepción

Caminan con la esperanza a cuestas, con la certeza de que cada hallazgo, por mínimo que sea, podría significar el final de una búsqueda que ha consumido sus vidas. Pero este 20 de marzo, la esperanza de cientos de madres buscadoras que llegaron al rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, se topó de frente con la frustración. Lo que esperaban encontrar convertido en evidencia, en respuestas, en indicios de sus hijos desaparecidos, estaba simplemente barrido. Limpio. Como si nunca hubiera estado allí.

Según la periodista Sandra Romandía, la indignación entre los familiares fue evidente. Lo que alguna vez fue una zona clave para la investigación ahora parecía un terreno despojado de pruebas. Mientras avanzaba entre la multitud, observó cómo los medios de comunicación deambulaban por el sitio, un espacio de piso de tierra con techos de lámina, sin restricciones aparentes. "Ya no hay nada de lo que se había encontrado", denunció.

El panorama era desolador. En el recorrido realizado por distintos medios, se encontraron algunos objetos personales dispersos en el suelo y un campo que, según los testimonios, habría sido utilizado para practicar tiro. Pero más allá de eso, no había respuestas, ni una explicación clara sobre lo que había ocurrido con la evidencia que se había reportado previamente.

Las madres, provenientes de distintos estados como Colima, Zacatecas, Nayarit y el Estado de México, expresaron su descontento. "Venimos de toda la República para que nos hagan esto. No hay ninguna autoridad que nos explique qué pasó aquí, dónde están las pruebas, cuáles fueron los procedimientos", reclamaron en entrevista.

La falta de claridad y acción por parte de las autoridades ha dejado en evidencia un problema sistemático. La Fiscalía Estatal reconoció que no se siguieron todos los protocolos de investigación, pero más allá de las declaraciones, no ha habido soluciones reales. "Si hay responsabilidades de funcionarios, la Fiscalía es la que tiene que determinarlo", señalaron. Y mientras los discursos oficiales se enredan en tecnicismos y deslindes, las madres continúan su búsqueda, aferradas a la única certeza que les queda: la de no detenerse hasta encontrar la verdad.