La decisión de las autoridades talibanes de prohibir a mujeres y niñas estudiar medicina en Afganistán ha desatado una fuerte condena por parte de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE). El mulá Hebatulá Ajundzada, líder supremo talibán, emitió la orden que afecta a más de 160 institutos médicos en todo el país, restringiendo el acceso de mujeres a la formación en áreas como odontología, enfermería y matronería.
La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, calificó la medida como “devastadora” y advirtió que podría resultar en consecuencias fatales para la población afgana, especialmente en un país que ya enfrenta una grave escasez de personal médico femenino. Según Russell, esta prohibición compromete servicios esenciales como la atención prenatal y los partos seguros, aumentando las tasas de mortalidad materna en una de las naciones con los índices más altos del mundo.
Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, denunció que esta decisión profundiza la exclusión de las mujeres de la vida pública y restringe aún más su ya limitado acceso a servicios de salud. Recordó que en Afganistán, las pacientes solo pueden ser atendidas por personal masculino si están acompañadas por un hombre de su familia, lo que agrava la crisis humanitaria.
Por su parte, la Unión Europea describió la prohibición como una "violación flagrante de los derechos humanos fundamentales" y un acto que perpetúa el sufrimiento de la población afgana, instando a los talibanes a revertir la medida de inmediato. La UE destacó que esta decisión no solo limita el acceso a la educación, sino que también pone en riesgo la estabilidad sanitaria y agrava la crisis humanitaria en el país.
Esta nueva restricción se suma a una serie de medidas impuestas por el régimen talibán desde su retorno al poder en 2021, que han erosionado progresivamente los derechos de las mujeres y niñas afganas, excluyéndolas de la educación, el trabajo y otros ámbitos de la vida pública.
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