Donald Trump está decidido a hacer ruido antes de asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos. Durante un evento con jóvenes conservadores en Phoenix, Arizona, el próximo mandatario dejó claro que planea comenzar su segundo mandato con medidas que prometen dividir opiniones y encender debates en todo el mundo.
En un discurso cargado de promesas controvertidas, Trump afirmó que en su primer día como presidente firmará órdenes ejecutivas para "detener la locura transgénero". Esto incluye prohibir la presencia de personas trans en el ejército y limitar su inclusión en escuelas primarias y secundarias. También reiteró su postura sobre el deporte femenino, asegurando que "sólo habrá dos géneros, masculino y femenino", y señaló que será una política oficial del gobierno federal. Estas declaraciones intensifican una conversación que ya divide a Estados Unidos, donde los estados bajo control demócrata y republicano han adoptado políticas completamente opuestas sobre derechos trans y otros temas relacionados.
Pero eso no fue todo. Trump también retomó uno de los temas más polémicos de su primer mandato: los cárteles mexicanos. Prometió designar a estas organizaciones como "terroristas extranjeros", una medida que asegura tomará de inmediato. Esta iniciativa no es nueva, pero en su momento fue detenida por presión del expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Ahora, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dejado claro que no permitirá injerencias extranjeras bajo ningún pretexto. "México es libre, soberano e independiente", declaró tajantemente, mientras enfrenta un repunte de violencia en estados como Sinaloa.
Y como si eso no bastara, Trump también volvió a mencionar el Canal de Panamá, insinuando que buscará restablecer el control estadounidense sobre la estratégica vía interoceánica. "Los panameños no nos han tratado con justicia", dijo en un tono que muchos han calificado como desafiante.
Trump cerró su intervención proclamando el inicio de una "nueva era" a partir del 20 de enero, asegurando que Estados Unidos saldrá de lo que llamó "cuatro años de fracaso y decadencia". Con un discurso que combina polémica, nacionalismo y promesas grandilocuentes, el magnate deja claro que su regreso no pasará desapercibido. La pregunta es: ¿qué tanto está dispuesto a cumplir y a qué costo?
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